La verdad es que debería darme vergüenza hacer este nuevo post, porque lo tengo pendiente desde hace meses. Es decir, desde mis últimas vacaciones, hace ya mil años. Pero como se suele decir, lo bueno se hace esperar. Así que os presento cómo Goiko Grill llegó a Burgos.
Muchos ya conoceréis esta cadena de hamburguesas, que ha cogido muchísima fama en los últimos años y que, a veces, únicamente podías acudir a ella en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla, etc. Entonces claro, cuando Goiko Grill abrió en Burgos fue una buenísima noticia.
Para aquellos que no lo conozcáis, no se trata de una cadena de comida rápida, ni nada de eso. Goiko Grill busca la excelencia de un plato que siempre gusta, una combinación de hamburguesas al estilo venezolano y español y donde la verdad, el trato hacia el cliente es excepcional.
Muchas veces sus hamburguesas son calificadas de estilo gourmet, pero, sin duda, lo que más llama la atención de su carta son los nombres de las mismas. Sinceramente son puro ingenio como la «M – 30» o la «cazurra».
En Burgos se encuentra ubicado en la plaza de Alonso-Martínez, donde la fuente del paraguas, es decir, en pleno centro junto a capitanía. Es un local de dos plantas, pero para mi gusto las mejores mesas son las que dan al escaparate acristalado del local.
En la carta no solo hay hamburguesas, sino que también se puede degustar entrantes y bowls. En mi caso fui con la familia y como mi madre no es muy amante de las hamburguesas (como todas las madres, que parece que para ellas eso no es comida, jajajaja), pudimos probar los bowls también.
Pedimos de entrante las fat balls, (unas bolitas de queso empanadas con una salsa a escoger) el Thai Chicken Bowl (que llevaba arroz, verduras a la plancha, espinacas frescas y el pollo con salsa thai), la hamburguesa Kevin Bacon (que es carne picada con bacon, cebolla crunchy y cheddar) y la otra, matadme, pero no recuerdo su nombre, ¡jajaja!.
Todo estaba riquísimo, por ejemplo, las hamburguesas iban todas acompañadas de patatas y una salsa de nuestra elección y el bowl, misteriosamente, también estaba delicioso y eso que yo soy muy reticente, a la hora de pedir algo diferente, si voy a un sitio especializado en un plato en concreto. No obstante, valió la pena.
Lo único que no me gustó fue el postre o quizás mi elección no fue la más acertada. Por ejemplo pedí un Frozen Goiko, una especie de mousse o helado de galleta. No estaba malo, pero quizás como estaba tan llena, como que no me gustó mucho.
Esta fue mi segunda incursión en el Goiko Grill de Burgos, porque ya la había probado al poco de abrir. Así que si visitáis alguno en otra ciudad, contadme qué os pedisteis y si os gusto. A continuación, os dejo mi valoración:
Comida
Servicio
Presentación
Emplazamiento
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